¿Cómo evitar la exposición a humos tóxicos al soldar?
Cuando pensamos en los riesgos de la soldadura, solemos imaginar chispas, quemaduras o descargas eléctricas. Pero hay un peligro silencioso, invisible y muchas veces subestimado: la exposición a humos tóxicos.
Durante el proceso de soldadura, se generan vapores metálicos, gases y partículas que, si no se controlan, pueden afectar seriamente a la salud del soldador. Desde irritaciones respiratorias leves hasta enfermedades crónicas graves, los efectos dependen del tipo de material, del tiempo de exposición y de las medidas de protección utilizadas.
¿Qué contienen los humos de soldadura?
Los humos de soldadura son una mezcla de partículas metálicas y gases que se desprenden al fundir o calentar metales. Pueden contener:
- Óxidos de hierro, manganeso, cromo o níquel (según el metal base).
- Gases como ozono (O₃), monóxido de carbono (CO) o dióxido de nitrógeno (NO₂).
- Partículas ultrafinas que penetran profundamente en los pulmones.
Estos contaminantes pueden provocar asma, bronquitis crónica, daño neurológico o incluso cáncer, si no se aplican las medidas preventivas adecuadas.
1. Ventilación: la primera línea de defensa
Una buena ventilación es clave. No basta con abrir una ventana: es necesario garantizar una extracción eficaz en el punto donde se genera el humo.
¿Qué hacer?
- Utiliza sistemas de extracción localizada (brazos móviles, campanas, mesas con aspiración).
- Si trabajas en interiores, asegúrate de tener renovación de aire constante.
- En entornos industriales, opta por sistemas de ventilación mecánica con filtros adecuados.
2. Equipos de protección respiratoria (EPR)
Cuando la ventilación no es suficiente, debes usar mascarillas o sistemas de protección respiratoria certificados para partículas y gases.
¿Qué usar?
- Mascarillas FFP2 o FFP3 para humos metálicos.
- Sistemas motorizados con filtros para trabajos prolongados o especialmente tóxicos.
- Nunca trabajes sin protección, aunque el humo “no se vea”.
3. Elección del proceso y material
No todos los procesos generan el mismo nivel de toxicidad. Por ejemplo:
- La soldadura TIG genera menos humo que MIG o electrodo revestido.
- Algunos recubrimientos o galvanizados emiten vapores especialmente nocivos al calentarse.
¿Qué hacer?
- Siempre consulta las fichas técnicas de los materiales.
- Si trabajas con materiales con recubrimientos peligrosos, elimínalos antes de soldar.
- Aplica técnicas con menor emisión de humo cuando sea posible.
4. Formación y conciencia
El riesgo se reduce cuando el soldador:
- Sabe cómo protegerse.
- Entiende los efectos del humo a largo plazo.
- Desarrolla el hábito de revisar el entorno antes de comenzar a trabajar.
En FormaVigo, enseñamos desde el primer día a detectar riesgos y actuar con criterio, porque una soldadura bien hecha no solo se mide por la unión, sino por la seguridad del proceso.
Conclusión
Soldar es un trabajo seguro si se toman las precauciones adecuadas. Prevenir la exposición a humos tóxicos es una responsabilidad compartida entre la empresa, el formador y el profesional.Con buena ventilación, equipos adecuados y una formación consciente, los riesgos se reducen al mínimo, y el trabajo se vuelve más seguro y sostenible en el tiempo.
Porque soldar con responsabilidad, es soldar con futuro.
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